martes, 12 de mayo de 2015

De madrugada

 El taller estaba desordenado. Los lienzos se apoyaban en las paredes, formando un extraño collage. Olía a acrílico y a humedad. Los pinceles de distintos tamaños estaban por el suelo, esparcidos entre botes de pintura desparramada de varios colores. Entraba una luz clara y temprana por los grandes ventanales orientados al este. Charlotte se asomó a través de ellos, contemplando la marcha implacable de la ciudad y su ritmo frenético y ruidoso. Encendió un cigarrillo y dejó que el humo flotara despacio en la gran sala, mezclándose con las minúsculas motas de polvo suspendidas como pequeños planetas solitarios.

 Sentada en la cocina, intentó hacer memoria. Recordaba la llegada a la fiesta bajo el paraguas roto por el viento. No hizo falta llamar al timbre, puesto que en el momento de pararse en el 11 de Maspeth Avenue, un grupo de chicos alegres y gritones salían de la casa entre risas. Dejó su abrigo y sus cosas en el atiborrado perchero de la entrada, y se dirigió como una gata sobre sus altos tacones a buscar un bloody marie. En ese momento sintió como alguien le agarraba suavemente por el talle. Paul estaba un poco borracho, pero se mostraba exultante. Había llegado a un acuerdo con un reputado galerista, Frank Riverbank, para exponer su obra al acabar el otoño.

 Fue la última vez que le vio. Habían pasado tres días desde que lo metieron en un taxi entre Jimmy y ella y lo subieron a trompicones hasta su cama en el 260 de Halsey Street, empapados sus sentidos de alcohol y marihuana. Y nada desde entonces. Charlotte sabía que Paul conocía a gentes extrañas, le gustaba perderse por la ciudad de madrugada, errando con su bloc y su lápiz plasmando momentos, rincones, miradas,... era como un explorador de la edad moderna, curioso e intrépido. ¿Quizá salió esa misma noche a lo que él llamaba su patio de juegos? ¿Quizá tuvo un encuentro desafortunado que le puso en peligro? Charlotte barajaba distintas posibilidades cuando llegó el inspector Logan. Se abrazaron como viejos amigos, y compartieron una taza de café mientras Charlotte ponía al día a su viejo profesor. El señor Logan colaboraba con la universidad desde hacía tiempo, y fue en una de sus charlas donde se conocieron. Desde entonces, Charlotte recurría a él de vez en cuando, siempre que su departamento se lo permitía. Ella trabajaba como psiquiatra en el distrito oeste de Jersey, y había pedido un permiso de algunos días para buscar a su amigo.

-"Bien, así que estaba inconsciente cuando le dejasteis en su cama la noche del martes... a qué hora?"- preguntó el inspector Logan sacando su libreta del bolsillo interior de su chaqueta.
-"No estoy segura, pero yo llegué a coger el tren de las cinco en Kingston Station. Tuve que andar casi cuatro manzanas, y no esperé más de diez minutos en el andén. ¿Pongamos en torno a las cuatro?"
-"Bien. ¿Cuándo intentaste contactar con él, después de aquello?"
-"La tarde siguiente, el miércoles. Justo después de comer. Pero no obtuve respuesta. No me extrañó, puesto que Paul rara vez contesta al teléfono a la primera. Le van más los whatsapp. Así que, como tampoco contestaba a mis mensajes decidí pasarme por aquí ayer jueves al terminar mi turno. Usé la llave del viejo escondite y empecé a inquietarme al no encontrarle aquí."
El inspector Logan seguía tomando notas mientras escuchaba el discurso de Charlotte.
-"He encontrado su agenda"-dijo ella- "Anotaba sus citas en un viejo cuaderno de dibujo. Sus hojas están decoradas con pequeños bocetos con formas de reloj, que marcan la hora de la cita, o con algún motivo junto a la dirección a la que acudir, como unas copas medio llenas, pequeñas figuras bailando, o un semblante serio de mirada penetrante junto al nombre de la persona con la que iba a encontrarse. ¿Quién será este hombre? Es un auténtico y maravilloso jeroglífico."
-"Sí, muy artístico"- expresó con sorna el inspector- "Tendremos que aguzar el ingenio. Veamos, el martes a las nueve... sí esto sin duda se refiere a la fiesta. El miércoles hay dibujado... ¿un diván y unas manzanas?¡Pero qué diantres es esto?!"
-"Jajaja..." - Charlotte rió con ganas- "Bromeamos a menudo con cómo recuperarse de una buena resaca. Seguro que se refiere a eso. Paul contaba con tomarse el miércoles para recuperarse de los excesos de la fiesta."
-"Bien. pasa la hoja. El jueves tenía una cita a mediodía con M.R. El dibujo muestra unas piernas de mujer  y un pequeño globo terráqueo con Brasil dibujado en rojo."- El inspector Logan se quedó pensativo - "¿Conoces a alguna chica brasileña que fuera amiga suya?"
-"No. Pero mira esto"- dijo Charlotte sacando de un armario de la cocina una copa de coctel con el logo de Miss Favela- "Es un bar junto al puente de Williamsburg. Vamos".

 Era un bonito local repleto de color, botellas, y cazuelitas de comida local. Enseguida les llamó la atención el dibujo de una hermosa mujer de pelo rizado que aparecía de espaldas bailando descalza, colgado en una de las paredes. Estaba firmado por Paul. Preguntando al camarero por ella, les señaló a la chica que charlaba junto a la barra, aún más guapa al natural, negra, viva y hermosa. Les dijo que se llamaba Magali Rodrigues, y que efectivamente posaba de vez en cuando para Paul.

-"De vez en cuando Paul sólo me observa. Viene a mi casa y me observa mientras tiendo la ropa, o mientras cocino. A veces poso para él. Últimamente le interesan enormemente mis pies. Puede pasarse una tarde entera dibujando mi pie, mientras yo leo en la terraza. Ayer habíamos quedado a comer, pero no se presentó. Me molesté un poco, porque no era la primera vez que me daba un plantón así. Cuando Paul no se encuentra bien, se pierde por unos días, pero siempre vuelve."
-"Gracias señorita Rodrigues. Llámeme si recuerda alguna otra cosa, o tiene noticias de Paul"- se despidió el inspector deslizando una de sus tarjetas con elegancia.
-"Vaya, tendremos que seguir otra línea. Qué me dices del galerista... ¿Frank...?"
-"... Riverbank"- sentenció Charlotte. -"en Houston con Broadway. Yo conduzco."

  La secretaria de la galería era bastante antipática. Tenía un curioso acento ruso, y les hizo pasar al despacho del señor Riverbank con desdén. Apareció ante ellos un hombre corpulento y guapo, con expresión seria y mirada penetrante.
-"Señorita Aumont, esperaba su visita. El señor Cooper me dijo que le entregara este sobre en cuanto apareciera por aquí."
- "¿Cómo...?¿Paul?¿Cuándo...?- preguntaba Charlotte intentando comprender lo que estaba pasando.

 Abrió el sobre y encontró un misterioso dibujo que mostraba una lupa ampliando la imagen de una gatita con tacones, entre un tumulto de personajes extravagantes que se entrelazaban los unos con los otros recreando el caos. "Yo te encontraré a ti", rezaba a modo de firma.

 foto: MacaRon, london



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