martes, 3 de marzo de 2015

tarada

Lo primero fueron las plantillas. estaban hechas de plástico duro color miel. eran tan duras, rígidas y grandes, que necesitaba llevar unas horribles botas negras de cordones dos tallas más grandes que mi pie, que junto con las plantillas, pesaban una tonelada cada una; luego siguieron los hierros de las piernas. cada noche, después del baño y de la cena al ir a la cama, me colocaban unos hierros en cada pierna, enganchados a otras botas, que llegaban hasta cada cadera. tenían tornillos que sobresalían en cada articulación, para dar un poco de holgura a cada tramo de hierro; luego llegaron los aparatos de los dientes. de todos los tipos: uno que tenía un paladar de plástico, que te tenías que quitar antes de comer y acordarte de ponértelo después, y no perderlo en el comedor. otro con hierritos rugosos y punzantes pegados a cada diente. otro, con unos alambres largos que sobresalían de la boca y se enganchaban en una sujección elástica alrededor del cuello; más tarde llegó el corsé. hecho de plástico duro de una sola pieza con dos o tres agujeritos que pretendían hacer posible la transpiración. con correas de hebilla en la espalda. un corsé que se ceñía a la cintura, desde el pecho hasta debajo de las caderas.
qué se le pasa por la cabeza a una niña que, desde los 5 a los 16 años, ha estado encerrada y atrapada entre hierros y correas? pues de todo, la verdad. asumía mi suerte con la resignación de las niñas obedientes; con vergüenza, los chistes sagaces de los chicos en la adolescencia; con confusión el hecho de saberme defectuosa e irreparable.
así que empecé a soñar. soñaba con las mujeres fuertes y valientes de las pelis y de los libros. mi mente viajaba con la baronesa blixen a su granja en áfrica a los pies de las colinas de ngong. viajaba con kathleen en su intrépida búsqueda tras el corazón verde. viajaba con escarlata y me emocionaba cómo con su ingenio sobrevivía a grandes peligros. viajaba con kate, en la última escena de su relato de supervivencia del mayor naufragio de la historia, cuando aparecían todas las fotos de sus grandes aventuras, pilotando un aeroplano, montando a caballo, volando en globo...
todas aquellas mujeres me acompañaron durante largos años. todas eran preciosas, coquetas y femeninas. y también eran valientes, fuertes y resistentes. con sus aventuras despertaron mi amor por la vida y por todo lo que hay en ella. incluso por las situaciones más incomprensibles.


 óleo sobre lienzo montado sobre fibra dura, 40 X 30,7 cm. 
frida khalo

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